domingo, 15 de julio de 2012

Feministeando, contradiciendo...

"¿Que me contradigo a mí misma?, pues sí, me contradigo. 
Soy inmensa, contengo multitudes." 
W.Withman

Leí esta frase hace ya un buen tiempo en el perfil de mi querida @perifericah. No dejé de pensar en lo mucho que "me acomoda" la frase y en lo atinada que es cuando de feministas se trata...

Y es que el feminismo (o ya debería comenzar a decir "los feminismos") como movimiento social político, ideológico o como paradigma del conocimiento, tiene y ha tenido siempre contradicciones -algunas evidentes, algunas no tanto, algunas que incluso han puesto en entredicho al movimiento como tal-; pero cuando hablamos del feminismo en lo individual, el feminismo encarnado en las mujeres -y hombres- que lo practicamos, estas contradicciones tienen efectos insospechados.



Y es que las feministas (y seguiré hablando en femenino porque en este 'mundillo' las mujeres seguimos siendo mayoría) tenemos una especial vocación por la crítica y el cuestionamiento; vocación tan feroz que muchas veces, y esto la hace aún más poderosa, llega a poner el dedo en nuestras propias llagas.

Así, nos autocuestionamos (al menos así me sucedió a mí) cuando nos damos cuenta de que, a pesar de que estamos de acuerdo -al menos teóricamente- con la teorías del patriarcado que apuntan que las relaciones sexuales hombre-mujer son relaciones de dominación-, ¡a nosotras nos gusta (¡oh! ¡gran traición!) coger con hombres!

Nos sucede algo parecido cuando, sabiendo que la maternidad no implica necesariamente la interrupción de tu carrera profesional o de tu vida social, terminas posponiendo una junta de trabajo o perdiéndote la celebración cumpleañera de tu mejor amigo porque a tu hija o hijo le duele la muela.

Contradicciones más 'banales' se suscitan cuando, a pesar de cuestionar a ultranza los estereotipos femeninos de la belleza impuestos por la sociedad y los medios de comunicación, una noche, mirándote al espejo, comienzas a pensar que sería bueno comprarte esa nueva cremita anti-arrugas o irte a correr cada mañana para bajar unos cuantos kilos.

Cuando estos cuestionamientos (hechos hacía mí y por mí pero también por otras) consumían mis noches y apretujaban mi corazón feminista, me encontré con esta frase tan adecuada:

"¿Que me contradigo a mí misma?, pues sí, me contradigo..."
Y es que así como en esta sociedad sexista a las mujeres se nos exige constantemente "actuar como mujeres" sin caer en conductas que nos alejen del estereotipo, las feministas (en nuestro 'mundo feminista') nos exigimos constantemente ser congruentes y no caer en contradicciones...

En esta frase se afirma la contradicción, no como un defecto sino como una virtud y una realidad tajante, como seres humanas es imposible no contradecirnos... porque somos inmensas... contenemos multitudes.

En mi actuar como feminista-investigadora-profesora-etc. me he comunicado con mujeres de múltiples contextos, de diversas identidades, con formas de pensar divergentes y similares; de todas ellas he tomado un poquitín, de todas ellas he aprendido y con todas ellas he discutido. En ese sentido, contengo multitudes.

No me asusta pensarme maternal como lo fue mi abuela conmigo, o ambiciosa en el terreno profesional como lo ha sido mi madre. No me importa aceptar que a veces me preocupa que mi cuerpo no se ajuste a los estereotipos de belleza como le sucedía a las mujeres con las que trabajé para realizar mi tesis de maestría.

Pero tampoco dejo de defender a capa y espada el derecho de todas las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, de encabronarme hasta la médula cuando leo o escucho un comentario homofóbico de ésos tan naturalizados que la gente ni los entiende, o de indignarme hasta las lágrimas cuando me entero de un nuevo caso de feminicidio en mi país o de la muerte de una chica que, con tal de ser aceptada como modelo, vomitó hasta el cansancio.

"Soy inmensa, contengo multitudes..." y como tal, me contradigo.

2 comentarios:

  1. Me hizo pensar sobre el multitasking, los infinitos universos cuánticos y la lectura sobre lo Queer.

    En la clase, el título de la bandera arcoíris (el feminismo) me hizo ruido por que en ese momento pensaba en términos polares; irse "del lado contrario" del Machismo o Patriarcado no tenía sentido en una mente pendular. (un vaivén eterno entre antónimos).

    Tal vez el futuro del género y de la mente colectiva deba atravesar este reto. Sumar polaridades

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  2. [Continua]

    ...sumar supuestas polaridades. Ser o no ser. Cambiar la "o" por una "y griega" puede ayudarnos a sacarnos de este bache por el que está pasando la sociedad. Mi hipótesis aquí es que el reto del posmodernismo está directamente relacionado a desarmar y volver a construir el género como lo conocemos. Con base en esto, redefinir el género es la clave para el despertar colectivo y así, en vez de acercarnos a la distopía a la que nos dirige la brújula de la cultura, sigamos caminando hacia lo que soñamos como personas, no como seres atados a contradicciones que nosotros mismos hemos tejido.

    Pablo.

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