martes, 1 de enero de 2013

¡Al diablo con sus instituciones!

Tres meses hace que no escribo por aquí... y es que los últimos tres meses del año han sido para mí (al menos durante los últimos cuatro años), los más ocupados, amargados... horribles.
Y es que los proyectos en los que trabajo -que, en teoría, son anuales- terminan ejecutándose en tres meses, con recursos limitados, con todo mundo haciendo las cosas en chinga y todo para terminar entregando documentos y reportes de resultados a una institución que no le interesa ni lo que hiciste, ni lo que lograste, ni a quién capacitaste ni si las mujeres involucradas lograron alguna mejora en su calidad de vida a partir de tu trabajo.
Al final, a esa institución sólo le preocupará si te gastaste todo el dinero que te dio, si lo gastaste bien o mal, o si sobró algo para que se los devuelvas y puedan repartirlo entre ellas.
Así las cosas en nuestro país, así las cosas en nuestras instituciones dedicadas al alcance de la equidad de género.
Y una ahí, haciéndoles el juego... recibiendo pagos de la lana de los impuestos de todas y todos para, al final, terminar haciendo nada. O peor, haciendo como que haces para que se vea que haces algo aunque no hagas nada.
Y no es que yo esté haciendo las cosas de esa manera, pero las instituciones que me contratan sí lo hacen... y me niego a continuar legitimándolas con mi trabajo.
Así que este año, aunque para ganar el varo que antes ganaba en 3 meses ahora tenga que chambear los 12 meses, no trabajaré en ello.
Así que, como diría alguna vez cierto político y eterno candidato presidencial:
¡Al diablo con sus instituciones!

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